La importancia del tiempo

                             La importancia del tiempo

El tiempo en verdad es la edad del hombre,  el tiempo del hombre es de Alá y por Alá que éste será su vida,  todo lo que sea fuera de ello no le será tomado en cuenta, para quien su tiempo transcurre en la desatención, metas vanas, dormir, y en la flojera; la muerte sería mejor para él que la vida.Dijo el Mensajero de Alá –que la paz y la misericordia de Alá sean con él-: «Dos bendiciones son desperdiciadas por la mayoría de los hombres; la salud y el tiempo libre» Compilado por Bujâri (6412).

Dijo ‘Umar bin Al-Jatab –que Alá esté complacido con él- «Realmente detesto ver a alguno vosotros sabahlalah,  sin trabajar por algo de este mundo, y sin trabajar por algo para el próximo».

El hombre dotado de juicio es aquel que sabe lo valioso de su tiempo, la importancia de sus momentos, e invierte su tiempo en conocimiento valioso que memoriza, en una obra buena que se le tome en cuenta, en necesidades mundanales que tienen que hacerse, todo ello encomendándose en Alá y obedeciéndolo.

Dijo Ibn Mas’ud  –que Alá esté complacido con él- : “Algo de lo que me arrepiento es el día en que se oculta el sol y mi tiempo se acorta, pero no aumente en él mis buenas acciones.”

Dijo Hasan Al Basri –que Alá tenga misericordia de él-: “Oh hijo de Adán! Es cierto que tú eres días, y cada vez que un día pase; se irá parte de ti.”

También dijo: “He conocido gente que le daba más importancia al tiempo que como ustedes se la dan a las monedas de oro y de plata.”

Los predecesores piadosos y los que siguen su metodología han sido  las personas que más se han empeñado en ocupar su tiempo en las buenas obras. ‘Abdu Rahman Ibn Abi Hatem Ar Razi  -que Alá tenga misericordia de él- le hacía preguntas a su padre y le recitaba cuando éste comía, también le recitaba al caminar, cuando su padre entraba a hacer sus necesidades, cuando entraba a la casa en busca de algo. El Imám Salim bin Ayub -que Alá tenga misericordia de él- tenía bastante control de su tiempo, no dejaba que se le escapase sin algún beneficio, se le iba ya sea copiando libros, estudiando o recitando, y copió muchas obras, cuando dejaba de escribir debido a que tenía que arreglar su cálamo; entonces sus labios se movían recitando el Corán, o alababa a Alá, para que no pasara el tiempo y él se encontrara sin hacer nada.

Dijo el Imám Abul Wafa ´Ali bin ‘Aquil AlHanbali –que Alá tenga misericordia de él- siendo uno de los eruditos de su tiempo: “No me es permitido perder una hora de mi vida, si se me empieza a trabar mi lengua por estar repasando o al debatir y mi vista por la lectura; entonces me pongo a reflexionar como solucionarlo reclinándome un poco, y no me levanto hasta que se me viene a la mente lo que escribo, siendo que encuentro a mi ser más aferrado al conocimiento viviendo mis ochentas; que como lo estaba al tener veinte años.”

    Siendo que Abul Wafa escribió muchos libros sobre diversos tipos de conocimiento, su obra más grande fue el libro “Al Funun”, éste es libro es el libro de mayor volumen conocido, pues tenía 800 tomos con grandes beneficios.

    Cuando la muerte se le presentó a Aba Yafar bin Yariri At-Tabari –que Alá tenga misericordia de él- le fue recordado un hadiz que no conocía, entonces pidió tinta y una hoja para escribirlo, le dijeron: “¿Escribirás estando de ésta manera?!” respondió: “El hombre no tiene que dejar de buscar el conocimiento sino hasta que le llegue la muerte.”

    Jatib Al Bagdadi –que Alá tenga misericordia de él- cuando caminaba lo hacía leyendo un libro.

    El conocimiento es un deseado y sublime, amado y valioso, honorable y excelso, es difícil obtenerlo, pues hay muchos impedimentos. No se logra con el descanso del cuerpo.

Baqiah bin Mujlid –que Alá tenga misericordia de él- hizo viajes en búsqueda del conocimiento, viajo a la península arábiga pasando por Misr, Sham y Bagdad, uno de sus viajes duró catorce años, el segundo veinte, haciéndolos a pie desde el Ándalus.

Si nuestro ser y corazón se agotan, entonces es obligatorio darle descanso con un pasatiempo permitido y en justa medida, para que la persona pueda continuar en sus actividades y se beneficie más de su tiempo.

Dijo Abu Darda –que Alá esté complacido con él-: “Distraigo a mi corazón de vez en cuando, para que sea más fuerte ante la verdad”

Dijo Ibn Mas´ud –que Alá esté complacido con él-: “No fuercen a su corazón, porque el corazón que es forzado se vuele ciego.”